Dedicó su vida a trabajar, incluso hasta la madrugada. Poco veía a su esposa y a su hija. Su interés era acumular mucho dinero y poder; y así lo hizo, tanto que era reconocido en la ciudad como el más poderoso. Una noche llegó a casa y no encontró a nadie. La nota en la mesa le decía: adiós. Desde ese momento poco importó el dinero en el banco. Una vecina dijo haber escuchado un disparo, pero no le pareció raro en una ciudad tan violenta. Lo encontraron 2 días después, la nota seguía en su mano.
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