Las tareas con su hija era algo que le gustaba mucho hacer, vivir. Sin embargo no podía evitar el llanto, pues recordaba el rechazo de su padre cada que le pedía alguna ayuda. La última vez que lo vio, su padre le estiraba la mano, pidiéndole, rogándole que lo ayudara a salir de la piscina, pues un calambre no se lo permitía. No se movió un centímetro para ayudarlo, solo reaccionó cuando lo vio dormir para siempre boca abajo y flotando. En ese momento no pudo evitar sentir un poco de alegría.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por tu comentario. Sígueme en Twitter @DiegoMorita