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jueves, 25 de diciembre de 2014

Nos quedaron debiendo

COLUMNISTA

DIEGO MORA ARIZA


       PUBLICADO EL 24 DE DICIEMBRE DE 2014 
  http://www.elcolombiano.com/

Se acabó este 2014, más rápido de lo normal, y en Colombia muchos –en especial la “clase” política y dirigente- queda con cuentas pendientes, esas se suman a las del año pasado y antepasado, incluso algunos ya suman varios períodos incumpliendo pero ahí siguen, felices, campantes y despreocupados, pues solo en año electoral es que se acuerdan de quienes los llevan al poder y ahí sí se ponen las pilas a repartir mercados, inodoros, cemento y tamales. Política con hambre.
De esta manera, nos quedaron debiendo:
Juan Manuel Santos, un avance real y palpable del proceso de “diálogo” que adelanta en La Habana con las Farc. Así nos diga que todo va bien, que ve cercana la firma final del acuerdo, los colombianos no lo percibimos así. Su tumbos diarios reflejan todo lo contrario.
Las Farc, una, al menos una, muestra sincera de su voluntad de paz. Si el proceso es irreversible, si están tan decididos a sacarlo adelante, es muy fácil ordenar que no se ataque más al pueblo colombiano, solo necesitan decidirlo y ponerlo en marcha.
El Centro Democrático, una oposición real y no solo personal contra el presidente Santos. Con el legado del expresidente Uribe, su ideología que claramente recoge a millones de colombianos y una oportunidad única de demostrar que este país sí puede tener un partido en la otra orilla del gobierno que piensa en las generaciones futuras, hoy son inferiores a las expectativas de muchos de los votantes que contribuyeron a su llegada al Congreso de la República.
Sergio Fajardo, su Antioquia la más educada. Después de 12 años con el mismo discurso (su alcaldía de Medellín, la de Alonso Salazar y esta gobernación) los resultados no se ven. Entiendo que provocar cambios estructurales lleva tiempo, pero ya va siendo hora de ver resultados en la aplicación de esta política. Por el contrario, vemos que en todas las mediciones, la ciudad y el departamento no avanzan. Más hechos, menos demagogia.
Aníbal Gaviria, su hogar para la vida. A pesar de todo lo que digan los medios de información, los premios, reconocimientos y maquillaje que le han puesto a Medellín, no está bien. No hay liderazgo ni autoridad, el crimen controla gran parte de la ciudad, los comerciantes están extorsionados y salir a la calle es un riesgo en muchos sectores. Se ha perdido la batalla en cuanto a seguridad y quien llegue en 2016 a regir los destinos paisas, no la tendrá nada fácil. La alianza AMA fue un esperpento y ya se anuncia la segunda parte. Dios nos libre.
Por último: los que no quedan debiendo nada sino esperando que les paguemos una gran deuda, son los deportistas que desde hace años vienen sacando la cara por nuestro país. Es hora de que el Estado le invierta realmente a las escuelas deportivas para que puedan formar a los niños que en algunos años nos representarán ante el mundo. A nuestros héroes en los diferentes deportes gracias, muchas gracias.
Feliz Navidad para todos.
@DiegoMorita

viernes, 19 de diciembre de 2014

El vigilante

Era su primer día de trabajo, también el último. 

Al despertar, observó a su esposa dormir unos segundos, la besó en la frente y se preparó para salir. Empacó el almuerzo y se tomó, a medias, un café. Estaba ansioso, más que feliz, pero sabía que este empleo era una gran oportunidad. Antes de irse, y como de costumbre, bendijo a sus hijos y emprendió el camino rumbo a su futuro. Encendió la moto, su “consentida” como la llamaba, y al arrancar estuvo a punto de caerse al pisar una piedra que estaba en su camino. Sabía, en secreto, que la visión no era su aliada, pero de ese pequeño detalle nadie tenía que enterarse. Llegó al trabajo, y antes de empezar, recibió la escopeta de dotación y la bicicleta para hacer las rondas de su compañero encargado del turno de la noche.

Era un barrio tranquilo, de muchos árboles y poco tráfico. Su trabajo no era exigente pero tenía claro que debía hacerlo bien para que llegara el ascenso; sinónimo de más dinero, de más oportunidades para su familia y tal vez, de planear ese viaje a conocer el mar que llevaba tanto tiempo aplazando. Fue una mañana suave, al mediodía almorzó, en menos tiempo del que tenía asignado, y regresó a las rondas. El día iba perfecto y pasó rápido. Una hora antes de terminar el turno llamó a su esposa, habló con sus hijos y les dijo lo mucho que los amaba. Fue la última vez que lo hizo. 

De un momento a otro todo cambió y la felicidad escapó de su cuerpo. En la otra esquina, vio una silueta que agachada caminaba sigilosa. Su corazón se aceleró, lo sentía palpitar en su cabeza. Empezó a sudar y con un gran esfuerzo trató de recordar la capacitación de ocho horas en la que le enseñaron técnicas de persuasión, control y el procedimiento de emergencia, pero no supo qué hacer para superar el miedo, para eso no lo habían preparado. Parpadeó muchas veces tratando de ver más claramente, de enfocar, pero no lo lograba -la vista le fallaba ahora cuando más la necesitaba-. Veía borroso, los nervios lo controlaban, le nublaban la vista, su inteligencia.

-¿Qué hago? Era la pregunta que se repetía millones de veces. Las piernas le temblaban. Estaba fuera de control.

-¿Qué hago? 
-¿Qué hago?
-¿Qué hago?

Pasaron unos segundos, supo que tenía que decidir algo y tomó el camino fácil.

Apuntó con la escopeta, avanzó unos metros y gritó, al mejor estilo de las películas:

Alto ahí!

Pero no pasó nada, la silueta no reaccionó, tampoco algún vecino salió al balcón. Sentía la cabeza a punto de explotar, estaba aturdido. Vino un grito más fuerte:

Alto ahí

Pero nada cambió, así que puso fin a la situación.

La decisión le presionó el cerebro hasta hacerlo sentir dolor. El disparo, llenó de silencio la cuadra y un olor a muerte abrazó el ambiente. La silueta cayó rápidamente al asfalto, tres perdigones impactaron su pecho y lo destruyeron. Su puntería fue absurda, certera, mortal.


El vigilante, ahora está tranquilo gracias a la pastilla que le dan cada seis horas y que lo lleva a otro lugar. A veces, cuando regresa, se pregunta cómo es posible que hubiese confundido a doña Teresa, la octogenaria, con un ladrón. Ha intentado hacerse daño, por eso los médicos lo protegen y la camisa de fuerza es ahora su mejor amiga, su esposa, sus hijos…  


Autor: Diego Mora - dimora1977@gmail.com - @DiegoMorita

jueves, 4 de diciembre de 2014

Diciembre, alegría y dolor

COLUMNISTA

DIEGO MORA ARIZA


       PUBLICADO EL 03 DE DICIEMBRE DE 2014 
 http://www.elcolombiano.com/



“Llegó diciembre con su alegría, mes de parrandas y animación en que se baila de noche y día y es todo juergas y diversión”.
Ojalá la estrofa de esa famosa canción fuera real, pero ya no es posible pues nosotros mismos nos hemos encargado de transformar la época decembrina en lo contrario.
La verdad, no me preocupa de dónde viene una tradición como la alborada, pero sí a dónde vamos a llegar perpetuando una práctica que se convierte en ejemplo para las nuevas generaciones, cada primero de diciembre.
Bonita forma la que encontraron algunos para enseñarle a los más pequeños cómo recibir diciembre, un mes catalogado por muchos como el mejor del año y que termina siendo para otros, el peor, el más triste, ¿o qué opinión tendrán hoy los 15 quemados en Medellín durante este evento?
El escenario es espeluznante: niños en las calles felices viendo como los adultos “responsables” queman la tranquilidad de una ciudad, queman el dinero con el que compraron la pólvora, y en ocasiones queman las esperanzas de algún ser humano desprevenido (quizás involuntariamente pero si se manipula pólvora sabiendo que está prohibido, ¿eso no los hace responsables?). Además no podemos olvidar a esos “genios” que no contentos con el ruido de la pólvora, aprovechan para hacer disparos al aire, disparos que siempre impactan a algún inocente que pocas veces logra sobrevivir para saber qué pasó.
No nos ha bastado con ser un pueblo violento por naturaleza y lleno de personajes de terror que marcan nuestra historia (y el presente, porque ahí siguen las Farc haciendo de las suyas). No conformes con todo ese lastre que cargamos, le enseñamos a nuestros hijos que el interés particular de unos cuantos que disfrutan de la pólvora está por encima de la mayoría de habitantes, de una ciudad como Medellín, que la rechaza. ¿A dónde pretendemos llegar así?
La alborada es la clara muestra de la inoperancia estatal y la falta de decisión de las autoridades para acabar con ella. No es fácil, está claro, nada más complejo que desarraigar costumbres, pero hay que hacerlo y como se dice, a las buenas o a las malas.
Se debe empezar por una campaña pedagógica agresiva y permanente, no como ahora que se acuerdan del tema finalizando octubre y parece que lo hicieran solo por cumplir. Lo hecho hasta el momento es infructuoso. Antioquia y Medellín siempre lideran el ranking de quemados en Navidad (dirá el alcalde que otro primer lugar para la ciudad), por eso se debe dar un giro, cambiar la estrategia y combatir este flagelo desde la base, es decir, desde el que produce, pasar al que compra y distribuye, llegando al usuario final, ese mismo que piensa que los quemados mientras no sean de él no importan.
Por último: sí, hay mucho por hacer y es complejo, pero debe hacerse. Esto no se soluciona con Hashtag en Twitter ni tapándonos los oídos para no escuchar el ruido, tampoco con columnas de opinión (esta incluida), simplemente se requiere un gobernante con decisión, determinación, cero miedo a ser impopular y carácter, para empezar a darle una solución a un tema que aparte de escabroso y demencial, nos debe llenar de pena si supuestamente vivimos en la ciudad más feliz de Colombia y en la más innovadora del mundo.

@DiegoMorita

jueves, 27 de noviembre de 2014

Luis Alfredo Ramos

COLUMNISTA

DIEGO MORA ARIZA


       PUBLICADO EL 19 DE NOVIEMBRE DE 2014 
http://www.elcolombiano.com/

A mediados del mes de julio se dio inicio al juicio contra el exgobernador de Antioquia Luis Alfredo Ramos. Esto, nueve meses después de que lo metieran preso por sus presuntos vínculos con grupos paramilitares que, de acuerdo a las investigaciones le permitieron inferir a la Corte Suprema de Justicia que grupos paramilitares le habrían financiado su campaña política. La captura se dio con base en el testimonio de Pablo Sierra, alias “Alberto Guerrero”, además de alias el “Tuso” y alias “Ernesto Báez”. Sí, otro juicio cimentado en las declaraciones de criminales.
Primera reflexión: ¿por qué se les cree solo a los criminales que acusan? Deberían ponerse de acuerdo, o les creen a todos o no le creen a ninguno, porque eso de ser selectivos cuando nos conviene está mal hecho y lo único que logra es que esta “justicia” sea cada vez peor.
El también exsenador Ramos aceptó haberse reunido con alias “Ernesto Báez”, en Bello – Antioquia, en el año 2004 cuando hacia parte del Congreso de la República. Una reunión en la que se limitó a escuchar al jefe paramilitar que le expresó su preocupación por el futuro de los desmovilizados con la Ley de Justicia y Paz.
Segunda reflexión: ¿por qué el testimonio de un hombre que ha dedicado su vida al servicio público, que ha desempeñado sus funciones con los mejores resultados, que en la Gobernación de Antioquia logró reducir la pobreza como ningún otro mandatario, no es creíble como sí lo es el de los criminales?
Tenemos claro que en Colombia un “canazo” no se le niega a nadie. Son innumerables los casos de personas que son privadas de su libertad antes de ser vencidas en juicio. ¿Es acaso nuestro país el único en donde se es culpable hasta que se demuestre lo contrario? ¿A quién le cabe en la cabeza que Ramos es un peligro para la sociedad y por eso debe estar preso?
Tercera reflexión: después de la fallida reforma a la justicia que fue devuelta al Congreso por el presidente Santos y su, aparentemente ilegal, hundimiento, seguimos en mora de una reestructuración en este sentido, que permita devolverle la credibilidad a una cada vez más desprestigiada rama que con sus actuaciones nos llena de desesperanza. ¿Será que la presentada y que se encuentra en curso, resolverá el problema?
Luis Alfredo Ramos es un buen ser humano. Noble, sencillo, inteligente y no merece ser víctima actual de la “justicia” politizada que impera en nuestro país. Hace poco más de un año, Ramos iba camino a convertirse en candidato presidencial del Centro Democrático, junto con Francisco Santos lideraban las intenciones de ganar esa postulación. Estaba en contra de la convención, que al final terminó dándole la candidatura a Zuluaga y optaba, al igual que el exvicepresidente, por una consulta popular. En caso de haber ganado hubiera sido un gran competidor, con luz propia y una amplia opción de ganar. Una orden de captura truncó su camino. ¿Casualidad o estrategia?
Dice el viejo y conocido refrán: “para la verdad el tiempo y para la justicia Dios”. Muchos colombianos esperamos que esta situación cambie. Otro refrán dice: “la esperanza es lo último que se pierde” y somos muchos también los que creemos en que aun hay cosas por hacer y cambiar.
Por último: es inconcebible que algunos que se autodenominan seguidores de Ramos hoy estén apoyando abiertamente a un posible candidato de Sergio Fajardo a la Alcaldía de Medellín. No entiendo las supuestas convicciones que algunos dicen defender y me inclino más por pensar en que son oportunistas del poder. Eso sí, cada uno aplica la coherencia como mejor le conviene.
@DiegoMorita

jueves, 20 de noviembre de 2014

Liberen al General Alzate

COLUMNISTA

DIEGO MORA ARIZA

       PUBLICADO EL 19 DE NOVIEMBRE DE 2014 
 http://www.elcolombiano.com/

Lo dijo el presidente Santos en Europa a principios de este año, sobre el proceso de “diálogo” en La Habana con las Farc: “¿Qué me preocupa? Pues que cometan un acto de irracionalidad que lo vuelva imposible de continuar, un atentado a una figura importante, algo que haga realmente explotar en mil pedazos el proceso”. Muchos le cuestionamos lo que entendía por irracionalidad, pues en medio del proceso, que en pocos días ajustará dos años de iniciado, la razón no ha sido precisamente amiga de este grupo.
Todos los días tenemos noticias de las Farc, siempre con un componente negativo y que generan dolor en Colombia. Atentados a poblaciones, voladura de carreteras, extorsiones, asesinatos de soldados, policías y población civil, narcotráfico y, por supuesto, secuestros.
Para Juan Manuel Santos nada de lo anterior fue irracional, hasta el domingo 16 de noviembre de 2014, día en que el frente 34 de las Farc secuestró al General Rubén Darío Alzate Mora, Comandante de la Fuerza de Tarea Conjunta Titán. Es difícil entender la escala de importancia que cada persona le da a ciertos acontecimientos, pero digamos que son entendibles las motivaciones del Presidente para continuar, a pesar de las nulas muestras de paz de las Farc, con el proceso y obviamente se entiende y además se apoya que haya decidido suspender la negociación, pues un General de la República secuestrado sí que es una figura importante. Claro está, para muchos de nosotros, un soldado raso o un policía con dos días en servicio también son relevantes. Pero bueno, cada cual con su escala de valores.
Hoy Colombia tiene un General secuestrado, el proceso de “diálogo” suspendido, el presidente manejando nuevamente mal una crisis, las Farc desde La Habana dejando florecer su cinismo, pero relajadas porque las órdenes de captura siguen suspendidas, y una sociedad cansada y desesperanzada al ver que la ilusión, remota, pero ilusión al fin y al cabo, de vivir en un país más tranquilo, se esfuma otra vez por la falta de voluntad de un grupo terrorista sin ninguna intención diferente a hacerles mal a los colombianos.
El respaldo a Santos, en este momento, es unánime. Eso debe alegrarle de alguna manera, pues hace mucho que no se siente cobijado por toda la sociedad, eso sí, más allá de apoyarlo en esta decisión, la más lógica que había que tomar, lo que le pedimos al Presidente es firmeza y coherencia. Llegó el momento de exigir a las Farc un cese completo de hostilidades. Basta ya de ese cuentico de que “accedimos a negociar en medio del conflicto” y querer que aceptemos que es normal decir una cosa en Cuba y hacer otra en el Cauca. No, este país merece tranquilidad y si hay una negociación, lo mínimo que deberían asegurar, mientras esta se desarrolla, es el silencio de los fusiles. Eso sería demostrar voluntad.
Ojalá de este episodio, a pesar de lo negativo que representa, salga algo bueno. Ojalá Santos comprenda que este proceso encierra algo más importante que alimentar un ego personal. Ojalá que las Farc entiendan (sé que es casi imposible) que si pretenden reincorporarse a la sociedad, esta no es la mejor manera de conseguirlo.
Por último: la culpa, absolutamente toda la culpa de este secuestro la tienen las Farc. No obstante, la forma en que este se dio genera muchas dudas. ¿Por qué estaba el General de civil, sin escolta, desarmado? ¿Por qué tomar esa lancha, dirigirse a ese lugar y no hacer caso a las recomendaciones del soldado que conducía la lancha? Y ojo, cuestionarse esto no significa estar echándole la culpa al General, simplemente no podemos seguir tragando entero. ¿Tendremos respuestas? Ya veremos...
@DiegoMorita

 

jueves, 13 de noviembre de 2014

El agua, un conflicto más

COLUMNISTA

DIEGO MORA ARIZA

       PUBLICADO EL 12 DE NOVIEMBRE DE 2014
 
http://www.elcolombiano.com/
A propósito de las fuertes lluvias que azotan al país, recordé la emergencia que se produjo en La Guajira en el pasado mes de agosto y que venía acumulándose por años, gracias al abandono estatal y por supuesto al deporte favorito de algunos políticos: invertir mal los recursos y/o quedarse con ellos.
Somos un país coyuntural por naturaleza. Por esos días se implementaron estrategias de choque para mitigar la crisis, se hicieron recolectas de agua para llevarle a los guajiros y ayudarles así a mejorar sus condiciones (organizadas sin planeación y que ocasionaron más inconvenientes de los que solucionaron), el Gobierno inauguró pozos y los funcionarios en sus discursos prometieron y recontraprometieron que las cosas cambiarían. Hoy siguen igual, con paliativos se ha cubierto el problema y además como ya no es noticia nacional en los medios, y estamos en Colombia, el tema pasó al olvido hasta que reviente otra vez.
Hoy, entre la crisis política, de la justicia, el proceso en La Habana, el viaje de Santos a Europa y el reinado de Cartagena, los colombianos pasamos los días y gracias a los aguaceros que han desbordado las capacidades de nuestra ciudades, la percepción por la escasez de agua a la que nos vemos abocados en los próximos años, es mínima y un problema de los demás, no de nosotros porque mientras estemos bien, los del frente que se las arreglen como puedan.
En 2001, Kofi Annan, en ese momento Secretario de Naciones Unidas, declaró: “la fuente principal de guerras y conflictos en el futuro es el agua”. Hoy tenemos este preciado líquido en una cantidad ilimitada y hacemos un pésimo uso de él. Es increíble ver todavía gente lavando sus carros en la calle y desperdiciando agua o ver como algunas personas (a pesar de las lluvias permanentes) conectan sus mangueras y riegan el jardín. Ojalá todos ellos y los demás, tuviéramos claro que se estiman para el año 2025 unos 2.300 millones de habitantes del planeta con problemas de agua. ¿Y si en ese número estamos nosotros qué?
En su informe sobre distribución y eliminación de agua de 2006, la OMS y Unicef hablaban de la existencia de 300 cuencas hidrográficas en el mundo que son compartidas por 157 países, no obstante solo 9 de ellos abarcan el 60 % del agua. China que tiene la cuarta parte de la población mundial solo cuenta con un 7 % de recursos hídricos. Por otro lado, más de 1.100 millones de personas no tienen acceso a agua potable, 2.400 millones no tienen instalaciones sanitarias adecuadas y 3.000 millones padecen enfermedades relacionadas a la falta de este recurso natural tan valioso y subvalorado.
Estas cifras tal vez sean irrelevantes para algunos, no dimensionadas por otros y desechadas por la mayoría, pero eso sí, no eliminan el problema ni nos salvan a los colombianos de padecerlo. La Guajira es nuestro mejor y triste ejemplo de que la escasez y los inconvenientes que genera un mal manejo del agua ya están presentes y son palpables, que nos queramos voltear a mirar para otro lado y fingir que nada pasa, en eso somos expertos, y esperar a que nos explote esa bomba en la cara cuando sea más difícil implementar soluciones, es distinto.
Por último: vivimos en un país en conflicto permanente, el agua será tarde o temprano escasa y por ende producto de disputas por su control. ¿Será que somos capaces de cuidarla y no incluirla en la lista de detonantes por los cuales aquí nos estamos matando hace 200 años? Dios quiera que así sea.

@DiegoMorita

jueves, 6 de noviembre de 2014

El próximo Alcalde de Medellín

Por DIEGO MORA | Publicado el 05 de noviembre de 2014 http://www.elcolombiano.com/


En un año los colombianos, no abstencionistas, acudiremos a las urnas a elegir a los próximos gobernantes locales. La baraja de figuras que se empieza a mover en las ciudades no tiene fin, pues este ejercicio previo de renuncias para no inhabilitarse y poner su nombre a consideración les sirve a muchos para medirse y no perder vigencia.

Ciudades como Bogotá, Cali, Barranquilla son muy apetecidas por los políticos, ya que llegar a ser alcalde de una de ellas, representa un paso importante en las aspiraciones futuras que pudieran tener.

Por supuesto, Medellín no es la excepción y el juego político que traerá implícita la contienda electoral se vislumbra como emocionante, aunque a la vez lleno de estrategias aprendidas en la vieja escuela política y que se concentran más en resaltar las debilidades (o inventárselas) de los rivales que en mostrar las fortalezas propias. Incluso, hoy sin que ningún candidato cuente con el aval de un partido o las firmas que respalden una aspiración independiente (aun no es tiempo de presentarlas), ya son evidentes los movimientos que hacen algunos intentando invisibilizar a otros, que ni siquiera han oficializado sus intenciones. ¿Y así pretenden gobernar?

Independiente de los candidatos que se presenten, considero que el próximo Alcalde de Medellín debe:

1.  Ser un líder: la ciudad requiere un gobernante presente en todos los ámbitos que lo necesiten y no uno, como el actual, que solo aparezca a anunciar premios obtenidos y conciertos. 

2.  Tener carácter: una ciudad convulsionada, como en la que actualmente vivimos, tiene que ser gobernada por alguien a quien no le tiemble el pulso para tomar decisiones, así muchas de ellas sean impopulares. Necesitamos un alcalde que no haga cálculos que se basen en el desarrollo diario de sus funciones.

3.  Conocer la ciudad: Medellín no empieza en la Aguacatala y se acaba en la Alpujarra. Es un territorio amplio y diverso, con problemas focalizados y diferentes en cada comuna, en cada barrio. Un gobierno para todos sería el mejor impulso para la capital antioqueña.

4.  Ser coherente: lo que se piensa, se dice y se hace. Lo que se promete en campaña se cumple porque es sagrado. Esa regla pocos candidatos la cumplen. En pleno proselitismo se disfrazan de algo que después nos demuestran no ser. Los paisas no se pueden volver a equivocar en su decisión.

Y son muchas más las características que deberá tener el próximo alcalde de Medellín, traigo a colación estas cuatro que me parecen obligatorias y que, en lo personal, regirán mi proceso de análisis para escoger un nombre entre los que se presenten. 
Como he dicho ya en varias ocasiones en este mismo espacio, cada elección nos trae los mismos retos: votar por convicción, no negociar nuestra decisión y, el más difícil de cumplir en Colombia, acudir libre y voluntariamente a las urnas. 

¿Será que los colombianos seguiremos siendo inferiores a estos tres y tan sencillos retos?
Por último: Medellín necesita un líder, con carácter, que conozca la ciudad y que sea coherente. No hay duda de que esa persona existe y ojalá que tengamos la oportunidad de elegirlo para que nos gobierne. ¡La ciudad lo merece!.


@DiegoMorita

http://www.elcolombiano.com/BancoConocimiento/E/el_proximo_alcalde_de_medellin/el_proximo_alcalde_de_medellin.asp

jueves, 30 de octubre de 2014

El POT para Medellín

Por DIEGO MORA | Publicado el 29 de octubre de 2014 http://www.elcolombiano.com/

El pasado lunes y después de 90 días de discusión, el Concejo de Medellín aprobó el Plan de Ordenamiento Territorial –POT- presentado por la administración de Aníbal Gaviria y que regirá los próximos 15 años en la ciudad. La rueda de prensa para hablar de esta aprobación fue citada horas antes de cerrarse la votación porque el alcalde tenía claro que el proyecto pasaría con una mayoría abrumadora y no se equivocó, 17 votos a favor por 3 en contra fue el resultado final, ventaja considerable de los que estaban de acuerdo, pero que en realidad no indica, que esos 610 artículos sean el camino correcto que Medellín debería tomar.
Al ser aprobado, Miguel Quintero, Luis Bernardo Vélez y Juan Felipe Campuzano, los tres concejales que se opusieron, citaron a los medios pues querían dejarle claro a la ciudadanía sus posiciones. Creo que quienes debieron dar la cara eran los 17 que votaron positivamente y explicarnos si su voto responde a que creen en lo allí planteado o se inclina más a pagar deudas y favores a la administración.
Este POT tiene serios problemas, tanto de forma como de fondo. Los grandes análisis hay que dejárselos a quienes saben pero como ciudadano quiero llamar la atención sobre tres puntos que debemos tener presentes. No olvidemos que este plan que acaba de ser aprobado será la hoja de ruta para Medellín en los próximos 15 años.
En primer lugar, sería maravilloso que esta ciudad estuviera diseñada para que todos pudiéramos montar en bicicleta y que las vías fueran seguras y amables para el ciclista, para los peatones. Pero este sueño no puede ir en detrimento de aquellas personas que tienen un vehículo. En una sociedad libre y democrática cada uno debe poder elegir el medio de transporte que desea utilizar y es obligación del Estado proveer esas opciones. Andenes, ciclorrutas, carriles exclusivos para el servicio público y vías para los particulares, todo debe conducir a mejorar la calidad de vida de los habitantes de la ciudad. Medellín, primero debe ponerse al día con las vías que nos debe y paralelamente trabajar en los medios alternativos, pero no se puede pretender, y parece que eso quieren con el POT, dejar de lado el desarrollo vial y obligarnos a todos a hacer lo que unos pocos quieren.
En segundo lugar, el Parque lineal del río es una de las grandes apuestas del nuevo Plan de Ordenamiento Territorial, bienvenidos los proyectos que nos ayuden a desarrollar la ciudad y a vivir mejor a todos, pero no puede ser posible que pretendan instalar peajes urbanos en una vía que ya existe como la regional y obligarnos, a quienes transitamos por ella, a pagar por hacerlo. Es decir, quieren que paguemos por algo que hoy es gratis (y que ya hemos pagado con nuestros impuestos) y que seguirá igual o peor de congestionado con el pasar de los años, pues cada vez son más los vehículos que ingresan a Medellín y que hacen uso de las mismas vías.
Tercero, con la idea de seguir desincentivando el uso del vehículo, se limitan los proyectos urbanísticos. En los estratos 5 y 6, si alguien desea comprar un apartamento tendrá derecho a un parqueadero y medio. En caso de querer adquirir la otra mitad para completar los dos tendrá que pagar una suma de dinero muy alta. Es muy posible que con este proceder, muchas personas prefieran buscar soluciones de vivienda en municipios cercanos a Medellín en los cuales pagarán impuestos, pero seguirán viniendo a la ciudad a trabajar en sus vehículos. Es decir, la ciudad seguirá con el mismo flujo vial pero se reducirá el recaudo tributario, lo cual le hará un hueco a las arcas públicas. No entiende uno entonces, dónde es que está la planeación de esta ciudad.
Por último: cada uno interpreta según sus creencias lo que puede ser de Medellín cuando se ponga en marcha este POT, ojalá que no sea muy tarde cuando se den cuenta de lo que aprobaron y en vez de avanzar 15 años, retrocedamos muchos más y nos atrasemos el doble de lo que hoy estamos. ¡Ojalá!
@DiegoMorita

jueves, 23 de octubre de 2014

La reunión Uribe - Santos

Por DIEGO MORA | Publicado el 22 de octubre de 2014 http://www.elcolombiano.com/


Es la décima vez que Juan Manuel Santos invita al expresidente Uribe, y por ende al Centro Democrático, a dialogar sobre los temas importantes del país, con la “paz” como número uno. La cifra la escuché en La FM y debo confesar que la desconocía, pues en mi memoria (mala) solo tengo presente la solicitud realizada a través de Antanas Mockus y, claro está, la hecha el lunes pasado.

Ideológicamente comparto más posturas con Uribe que con Santos. En el tema de los diálogos en La Habana difiero del tratamiento dado por el Presidente a los mismos y rechazo tajantemente sus gabelas y silencios cómplices ante el accionar demente de las Farc. Por otro lado, coincido con Uribe en que el diálogo debe darse con cese del terrorismo, sin impunidad y sin elegibilidad política para autores de crímenes de lesa humanidad, por citar algunos puntos que ya en columnas anteriores he expuesto en profundidad.

No sé cuál sea la razón para que por décima vez Santos invite a Uribe a debatir sobre sus visiones de país. No sé si sea una trampa para tapar las constantes denuncias del Centro Democrático, para desviar la atención sobre la reforma tributaria, el viaje de Timochenko o una excusa para generar titulares de prensa antes del periplo que hará por Europa para hablar sobre los avances (esos que no vemos en Colombia) del proceso con las Farc. No sé el motivo real, pero lo único que sé, es que una reunión entre ellos dos no le hace daño a ninguno pero sí puede hacerle un gran bien al país.

Para no dejar dudas repetiré nuevamente que no comparto la forma ni el fondo del proceso Santos – Farc en Cuba, sin embargo el Presidente tomó la decisión de jugársela por él y como ciudadano, sin dejar de lado la crítica, tengo dos opciones: esperar los resultados y acudir a las urnas a expresar mi opinión sobre lo pactado; o salirme de la ley e irme contra el Estado, lo cual no está dentro de mis planes inmediatos.

Pero no estar de acuerdo con el proceso no implica desear que a Santos le vaya mal, pues es claro que el fracaso no lo afectará tanto a él como sí a los millones de colombianos que estamos hartos de una guerra sin sentido que nos viene desangrando hace cinco décadas.

Por eso creo que una reunión entre el Presidente y el expresidente que lo llevó al poder, puede ser beneficiosa para el país. Allí, Uribe, con el estilo que lo caracteriza y que muchos admiramos, a pesar de sentir que se viene equivocando en muchas actuaciones, podrá exponerle a Santos uno a uno sus desacuerdos. Nadie espera que salgan convertidos en los mejores amigos, al contrario, de esa reunión debe salir una oposición más firme pero con la capacidad de darle al país un debate de altura, oportunidad histórica que tiene hoy el Centro Democrático, pero hasta el momento desaprovechada.

Por último: al momento de escribir esta columna, no se conoce respuesta de Uribe a la invitación de Santos. La lógica indica que será rechazada y el expresidente seguro explicará las razones que tenga para ello. No obstante, ojalá nos sorprendiera con una respuesta positiva, la cual nadie interpretará como una renuncia a sus posturas firmes, pero que puede ser el reflejo de su corazón grande.

PS: ¿será que Santos invita a Uribe porque sabe que la respuesta es no y así queda como el conciliador y el Senador como el guerrerista? ¿Qué pasaría si Uribe acepta? ¿Está preparado Santos? Amanecerá y veremos…o no.


@DiegoMorita

http://www.elcolombiano.com/BancoConocimiento/L/la_reunion_uribe_-_santos/la_reunion_uribe_-_santos.asp

jueves, 16 de octubre de 2014

El viaje de Timochenko

Por DIEGO MORA | Publicado el 15 de octubre de 2014 http://www.elcolombiano.com/


En el país de las polémicas y de los indignados diarios por cosas distintas (Colombia por si dudan a cuál me refiero), se ha suscitado un debate por la declaración del ministro de Defensa, Juan Carlos Pinzón, en la cual le contó al país que el líder de las Farc, alias "Timochenko", había viajado a Cuba a reunirse con la delegación de ese grupo terrorista que “dialoga”, plácidamente, hace dos años con el gobierno de Juan Manuel Santos.

Al presidente no le quedó otra salida que intentar meternos los dedos a la boca y contarnos que él mismo, nadie más, había autorizado los dos viajes y que lo hizo porque el proceso va por buen camino y era necesaria la presencia de este personaje en La Habana, para continuar avanzando en la búsqueda de la paz.

Mucho se ha dicho. Los que saben de política y de negociaciones han puesto sobre la mesa sus posiciones, unas a favor y otras en contra. Los medios le han dado contexto y profundidad a la tan sonada noticia y los analistas exponen sus consideraciones al respecto. Sin embargo, los ciudadanos de a pie se preguntan ¿con viaje o sin él, dónde está la paz? ¿Cuál es el aporte que les hace a las víctimas de las Farc el viaje de su máximo líder a Cuba? ¿Dejarán de asesinar soldados y policías?

El actual Gobierno, en su deseo imparable de firmar algo con las Farc (no importa lo que sea), nos acostumbró a minimizar y a tener que aguantar el accionar demente de este grupo. Las masacres de integrantes de la Fuerza Pública, los asesinatos de población civil, la destrucción de infraestructura (torres de energía, vías, oleoductos), la burla a las víctimas y muchas cosas más, hemos tenido que aguantar los colombianos con el cuento de la paz, pero pasan los días, los meses, los años y somos testigos de que nada cambia, nada mejora y por el contrario retrocedemos hacia épocas oscuras.

Polemizar entonces por unos viajes no sirve para nada. Aquí deberíamos tener las alarmas prendidas para exigirle al Gobierno resultados, avances concretos (no como las 65 páginas reveladas hace unos días en las que no hay nada) y que no permita más dilaciones en el proceso. Colombia requiere certezas y no declaraciones de lado y lado con las que no se avanza a ninguna parte. Sé que es mucho pedir, pero no podemos cansarnos de exigirlo.

Por último: retomo en este punto la columna de Juan Lozano, 40 preguntas sobre los viajes de 'Timochenko', publicada en El Tiempo el pasado lunes festivo y cito los siguientes interrogantes, válidos y precisos: - ¿O fue que Pinzón estalló, pues no aguanta más humillaciones, que lo pongan en ridículo desde La Habana y que le sigan ocultando información? - ¿Alguien tendría el comedimiento de informarle (a Santos) lo de la circular roja y las órdenes de captura no suspendidas, o eso ya no les importa? - ¿Y con quién llegó ‘Timochenko’ a Cuba? ¿De dónde despegó? ¿En qué avión? ¿De quién? ¿O es que acaso llegó nadando?

Sentémonos a esperar la alocución presidencial en la que Santos responderá todas estas preguntas.


@DiegoMorita

http://www.elcolombiano.com/BancoConocimiento/E/el_viaje_de_timochenko/el_viaje_de_timochenko.asp

jueves, 9 de octubre de 2014

Voto obligatorio

Por DIEGO MORA | Publicado el 08 de octubre de 2014 http://www.elcolombiano.com/


“Se duplicarían los costos de las elecciones”. “Es un atentado a la democracia y a la libertad de elegir”. “No se puede obligar a nadie a votar”. Son algunas de las expresiones que se escucharon, y aun siguen dando vueltas en el ambiente político, al conocerse la posible aprobación del voto obligatorio en Colombia para los próximos 12 años.

Sabemos que le falta mucho camino por recorrer a la reforma política que hace curso en el Congreso de la República y que, como es costumbre en los padres de la patria, cualquier cosa puede pasar, micos pueden aparecer y artículos esfumarse por arte de magia gracias a los intereses particulares de cada quien, pero hay que reconocerles a los congresistas (tal vez sea lo único bueno que salga de ahí) que esta propuesta es buena y beneficiosa para el futuro democrático del país.

Lo ideal sería continuar como vamos, con el voto voluntario y mirado únicamente como un derecho y no un deber. No obstante, las recientes elecciones nos dejaron muchas lecciones y entre ellas que somos una democracia del 40 %, es decir, una minoría sale a votar y elige a sus gobernantes mientras la mayoría se queda en la casa demostrando su apatía política y diciendo: “no salgo a votar porque este país, elijamos a quien elijamos, no tiene arreglo”.

Y aquí llegamos a un lugar común: en Colombia no hay cultura política, razón por la cual algunos piden que no nos obliguen a votar sino que se invierta en pedagogía (la idea inicial de los 12 años es precisamente esa) y se le enseñe a la gente lo necesario de salir a las urnas y participar de la decisión más importante que toma la sociedad en conjunto, elegir a quienes gobernarán su país. Pero en Colombia, por ahora, la pedagogía electoral ha resultado infructuosa y por eso los niveles de abstención, en cada votación, son ridículamente altos.

(Paréntesis) El Metro de Medellín cumple en 2015, 20 años de estar funcionando. Su mayor activo es haber formado cultura ciudadana en el interior de las estaciones y en sus trenes. Es un sistema de transporte público eficiente, ordenado, limpio y amado por los antioqueños. En dos décadas, han invertido millones de pesos en su “cultura metro”, pero igual vemos gente, por citar solo un ejemplo, que se pasa de la línea amarilla ignorando las múltiples advertencias de seguridad que se hacen cada dos minutos. Este ejemplo solo para retratar lo difícil que es en Colombia generar cultura, pero hay muchos más. ¿Cuántos conductores de vehículos se pasan semáforos en rojo? ¿Cuántos colombianos tienen conexión de servicios públicos ilegal? ¿Cuánta gente aun sigue arrojando basura a la calle?

Retomando… Hasta 2012, Chile tuvo voto obligatorio y su nivel de abstención era solo del 13%. A partir de ese año, cuando se convirtió en voluntario, al igual que en Colombia, el porcentaje de personas que no salieron a votar, aumentó al sesenta. Blanco es, gallina lo pone…

Y la historia nos aclara muchas cosas. Hasta 1853 tan solo el 5 % de los hombres ejercía el derecho al voto, el otro 95 % no participaba del sufragio por razones culturales. Venimos cargando un lastre de apatía política de dos siglos y ha llegado el momento de soltarlo y darle un giro a nuestro presente.

Por último: salir a votar no implica tener que hacerlo por uno de los candidatos. El voto en blanco es válido y tiene un poder enorme, hasta ahora ignorado.


@DiegoMorita

http://www.elcolombiano.com/BancoConocimiento/V/voto_obligatorio/voto_obligatorio.asp

jueves, 2 de octubre de 2014

Y la lectura qué...

Por DIEGO MORA | Publicado el 01 de octubre de 2014 http://www.elcolombiano.com/


Hace poco terminó en Medellín, una nueva edición de la fiesta del libro, evento organizado por la administración municipal y que se lleva a cabo en el Jardín Botánico durante nueve días. La entrada no tiene ningún costo. Las cifras oficiales indican que más de 350 mil personas acudieron a visitar la feria,  es decir poco más de 38 mil cada día, algo así como 3600 cada hora. Si nos remitimos a las cifras, tendríamos que decir que fue todo un éxito, pues los números no mienten.

¿Qué es lo importante en un evento de este tipo, la cantidad de personas que lo visitan? (no olvidemos que es gratis) ¿Los nuevos lectores cautivados? ¿Los lectores de siempre? ¿Las ventas?

En lo personal, para un evento de entrada gratuita, el número de visitantes es lo de menos. En Colombia regalado hasta un puño y más en una ciudad como Medellín que a través de los años se acostumbró a lo gratis, gracias a gobiernos paternalistas que necesitaban ser populares. Así que me inclino más por evaluar otros ítems, que nos pueden dar un resultado mejor. No obstante, datos que nos ayuden a responder las otras tres preguntas planteadas no son socializados (si acaso existen, a excepción de las ventas) pues el interés de la administración es mostrar las cifras gruesas, esas que sirven para generar titulares.

Según el DANE, el promedio de lectura en Colombia es de 1.9 libros por año, cifra vergonzosa que nos ubica como uno de los últimos países en consumo literario del mundo. Aquí la gente no lee, primero porque le da pereza (a menos que sea una revista de chismes o los ingredientes del shampoo cuando está en el baño) y segundo, por el alto valor de los libros. Pero el costo no debe ser justificación para rechazar la lectura como una opción, pues para eso existen las bibliotecas públicas (con sus limitantes y todo) que brindan la oportunidad gratuita (como gusta) de disfrutar la literatura.

Leer libera. Marc Augé en Los no lugares –Espacios del anonimato- dice: por más que viajo nunca salgo de casa. Y es que eso logran los libros, llevarnos de viaje por lugares inimaginados, ponerle rostro a personajes que no conocemos (por eso a veces nos decepcionamos con las películas basadas en libros, porque los protagonistas no son como los construimos) y llorar, reír, enojarnos, sentir miedo. La literatura nos llena de emociones, nos alimenta el alma, el espíritu, la mente, ¿existe algo mejor?

Por último: ojalá esos 350 mil visitantes de este año a la fiesta del libro, se traduzcan en lectores, ojalá jóvenes que cultiven el hábito de la lectura desde temprana edad para que cosechen con el pasar de los años un poco más de sabiduría. Y ojalá, que las próximas ediciones de esta fiesta dejen de ser gratuitas para que así podamos evaluar si realmente la gente va porque le interesa o solo por curiosidad y, eso sí, porque no vale nada.


@DiegoMorita

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jueves, 25 de septiembre de 2014

La eterna tapadera

Por DIEGO MORA | Publicado el 24 de septiembre de 2014 http://www.elcolombiano.com/


Un funcionario muy cercano al actual alcalde de Medellín, Aníbal Gaviria, me dijo hace un tiempo que la única y exclusiva prioridad del mandatario era sacar adelante el Cinturón Verde para la ciudad; que si lo lograba calificaría como exitosa su gestión al frente de la segunda ciudad más importante de Colombia. Así es, a eso nos hemos estado enfrentando los medellinenses.

Es aceptable que esa sea la apuesta de Gaviria y su obra para mostrar, pues cada gobernante tiene un proyecto bandera, no obstante, es absurdo concentrarse en evitar que Medellín se siga expandiendo en sus laderas y olvidarse de los problemas realmente graves que afronta, a duras penas, como la creciente inseguridad, la movilidad (cada día más inmóvil) y la inequidad social latente en cada esquina.

Medellín todos los días es noticia. Unas veces porque se ganó un premio, otras por más premios y la mayoría por lo malo que sucede en ella. En las últimas semanas hemos sido testigos de tres noticias: 1. Los combos que controlan los barrios de la ciudad, ahora también controlan, a través de empresas legales, la venta de huevos en las tiendas (obligan a los tenderos a comprarles su producto). 2. El reportaje de Guillermo Galdós emitido en el Canal 4 del Reino Unido, en el que se dijo que Medellín es el “burdel” más grande del mundo. 3. Según Corpades, el interés del cartel de Sinaloa en los combos de Medellín.

Algún desprevenido leerá esto y dirá que es absurdo creer en que esto pase en la ciudad más feliz de Colombia y la más innovadora del mundo. Sin embargo es una realidad, que a pesar de esconderse e intentar mitigar su impacto con reconocimientos y eventos internacionales, no se puede negar y se ha convertido en una bomba de tiempo que en cualquier momento explota sin que haya lugar para evitarlo.

En la capital antioqueña pasan cosas, muchas, que no son noticia en los medios, vaya a saber uno si por falta de espacio o como estrategia para bajarles el tono a tantas situaciones a las que se enfrenta la ciudad minuto a minuto. La administración municipal “todo” lo niega o lo minimiza porque sabe que tenemos mala memoria y que lo ocurrido hoy se olvida y se cubre con lo que pasa mañana. No hay decisión para afrontar los problemas, no hay interés en ponerle el pecho al microtráfico, a la extorsión a todos los locales comerciales del centro de la ciudad, al fleteo, al sicariato. Aquí la única decisión en sembrar árboles y buscar premios internacionales que copen los titulares de prensa. Esa es nuestra Medellín, la eterna tapadera.

Y eso tiene que acabar, es preferible una ciudad que reconoce sus problemas y busca soluciones a una en la que todo es un espejismo, una utopía, un sueño que se convierte en pesadilla y nos despierta llenos de miedo y desesperanza.

Por último: el próximo año elegiremos un nuevo alcalde, desde ya tenemos que ir pensando qué queremos para la Tacita de Plata. Necesitamos a alguien sin miedo a ser impopular y con el carácter necesario para afrontar y brindar soluciones a la problemática actual. Necesitamos un mandatario con el que por fin podamos volver a decir que vivimos en la eterna primavera.


@DiegoMorita

http://www.elcolombiano.com/BancoConocimiento/L/la_eterna_tapadera/la_eterna_tapadera.asp

jueves, 18 de septiembre de 2014

#SoyIncapaz (comentarios de los lectores)

Por DIEGO MORA | Publicado el 17 de septiembre de 2014 http://www.elcolombiano.com/


La semana pasada, en este “Re-creo”, expuse seis puntos que #SoyIncapaz de aceptar como posible resultado del proceso de “diálogo" que adelanta el gobierno de Juan Manuel Santos con el grupo terrorista de las Farc desde hace dos años en La Habana. Amablemente algunos lectores comentaron en el foro habilitado por El Colombiano para opinar sobre las columnas y hoy quiero, como agradecimiento a esta interacción, citar algunos de esos comentarios que nos pueden ayudar a seguir enriqueciendo el debate, sano, que cada ocho días proponemos. 

Veamos:

Usuario: José-Franco

Esta campaña del Soy capaz, me hizo recordar otra parecida que hizo furia en el siglo pasado, en ese entonces convencieron a muchos con el cuento de que pintando la paloma de la paz, conseguiríamos la paz. Ojalá esta vez tengan mejor suerte, aunque soy pesimista-realista.

Usuario: LCL

Yo también soy incapaz de creer que haya una sola persona inteligente y bienintencionada en Colombia que le abra las puertas a la guerra y se las cierre a la paz.

Usuario: CJFernando154

Soy incapaz de creer que algunos periodistas y empresarios nos crean tan pendejos de seguirles esta payasada orquestada por mañosos.

Usuario: Yussuf

En este país el odio nos tiene tan jodidos, que nos hablan de perdón y reconciliación y reaccionamos a la defensiva. Qué triste sociedad esta, en la que la venganza y el desquite se volvieron más populares que la honestidad.

Usuario: Luzmavipo

Soy incapaz de creer en esta campaña que nos hace ver a las personas que estamos de acuerdo con la paz pero no con la forma en que se lleva el proceso en La Habana, ni creemos en las "buenas intenciones" de la Guerrilla, como que estuviéramos en contra de la PAZ en el país.

Usuario: Daiv

Lo más triste y preocupante es que esas campañas son para hacer una cortina de humo a los actos violentos que las Farc nunca han dejado de cometer. La diferencia es que Santos nos ha enseñado que la paz puede tener dobles propósitos políticos y ahora económicos. Insisto, Farc y Santos están igualaditos.

Usuario: Agom

Soy incapaz de creer que en este país del Sagrado Corazón de Jesús el delito sí paga, que para que el Gobierno nos atienda tenemos que ser delincuentes para negociar. ¿Y los buenos con quién negociamos?

Usuario: Karla24

Soy incapaz de creer que los colombianos no salgamos a protestar y esperemos a estar como Venezuela para hacerlo.

Usuario: JAlzajara

Soy incapaz de entender por qué se va a premiar a un grupo de delincuentes que lleva 50 años destruyendo los sueños de los colombianos, incluidos los guerrilleros reclutados a la fuerza, y no se hace nada para ayudar a los jóvenes que se han portado bien y quieren salir adelante.

Usuario: Clouth

#Soyincapaz de creer que el que escribe con su carita de monaguillo afligido, prefiera que se siga voleando chumbimba.

Usuario: Carlvi

Como usted, soy incapaz de perdonarles a las Farc, las bombas de El Nogal, Bojayá, sus atentados y voladuras de torres petroleras y los aterradores asesinatos y crueldades hacia nuestros soldados y policías.

Por último: muchas gracias a los más de 65 lectores que se animaron a comentar (la mayoría con respeto) y a expresar sus posiciones. También a las más de 800 personas que compartieron la columna en Facebook. Nos seguimos leyendo.


@DiegoMorita

http://www.elcolombiano.com/BancoConocimiento/S/soyincapaz_comentarios_de_los_lectores/soyincapaz_comentarios_de_los_lectores.asp

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