Creo profundamente en el Estado
como máximo estamento de la sociedad, un Estado que se construye y fortalece a
través de los procesos culturales de sus habitantes.
Colombia es un Estado Social de
Derecho, que garantiza, en la medida de lo posible, los derechos fundamentales promulgados en la
Constitución con el fin de evitar la
desigualdad y que se atente contra la dignidad humana.
También somos la democracia más antigua y estable del continente, lo que nos
brinda una oportunidad invaluable ante nuestros compatriotas y el mundo, de
superar los inconvenientes que por años hemos padecido.
Las últimas semanas no han sido
fáciles para el país. Aunque la atención de los ciudadanos y los medios de información
se ha concentrado en el departamento del Cauca. Es muy triste decirlo, pero la situación
allí no es nueva. A través de los años se han presentado confrontaciones, no
obstante, lo hechos recientes se salen de toda proporción.
Por encima del Estado no existe
nada ni nadie que pueda usurpar sus obligaciones y menos con el uso de la
fuerza como instrumento. El respeto a la institucionalidad es un deber
innegociable de nuestra sociedad y de cada uno de sus ciudadanos, sin importar
su raza o su color de piel, sus creencias o estrato social.
Los indígenas en nuestro país
gozan de un tratamiento especial, derecho que han adquirido y que se encuentra
consagrado en nuestra Constitución y que el Estado colombiano procura cumplir a
cabalidad aunque es imposible negar que se ha fallado y que la deuda con esta
comunidad aumenta con el paso de los días.
Sin embargo, esto no le otorga a
la comunidad indígena ningún derecho a sentirse superior al Estado. Es inconcebible
e inaceptable que se exija a modo de “ultimátum” el retiro de la fuerza pública
de alguna zona del país y que se pase al uso de la fuerza, monopolio que solo
ostenta el Estado, para hacer efectiva esa exigencia.
Repito, por encima del Estado no existe
nada ni nadie, por eso quiero expresar mi apoyo firme e irrestricto a nuestro
Ejército Nacional, uno de los mejores del mundo, en su accionar en el
departamento del Cauca que se ha mantenido respetuoso de la ciudadanía y de la
comunidad indígena, a pesar de haber sido victima de atropellos y
humillaciones.
Considero que debemos continuar,
en Colombia, por el camino de combatir la ilegalidad, la corrupción y esa
cultura que nos ha llevado a creer que cada uno puede hacer justicia por su
propia mano. El fortalecimiento de las instituciones es fundamental para que la
ciudadanía retome la confianza en ellas, el uso de la fuerza contra el Estado
no debe ser una opción latente entre sus ciudadanos, debemos derrotar ese
imaginario social que nos hace creer que podemos conseguirlo todo a cualquier
precio.
Todos debemos trabajar por
garantizar el cumplimiento de nuestros derechos pero también tenemos que cumplir nuestros deberes como ciudadanos colombianos. Esa es la tarea!
@DiegoMorita