Los dirigentes colombianos son expertos en combatir los problemas con paliativos que solucionan por un tiempo los inconvenientes, pero que a la larga no sirven para nada. Actúan en las coyunturas, pero no piensan en lo estructural y por eso, aunque suene muy trillado, estamos como estamos.
En el discurso de instalación del “nuevo” Congreso, el presidente Santos anunció que buscaría eliminar la reelección, que el periodo presidencial fuera de cinco o seis años y equiparar el de alcaldes y gobernadores, unificando las fechas para elegirlos a todos (con lo segundo estoy totalmente de acuerdo). Precisó, que esto no lo cobijaría a él sino a sus sucesores. No hacía falta la claridad, pero igual gracias, muchas gracias.
¿Por qué acabar con la reelección? ¿Por qué echarle la culpa de las irregularidades que se presentan a su alrededor y no a quienes las generan? ¿Sin reelección se acaba la corrupción que vemos cada cuatro años en época electoral? Algunos dirán que no se acaba pero sí disminuye y eso es mejor que nada; lo que me recuerda a Hilario Ramírez, exalcalde de San Blas, Nayarit -México-, quien admitió haber robado al erario en su mandato. En un discurso en plaza pública dijo: “¿que le robé a la presidencia? sí le robé, sí le robé, sí le robé, poquito porque estaba bien pobre, poquito, le di una rasuradita, no más una rasuradita”.
La reelección no es el problema. El problema son los políticos que se aprovechan de ella para sacar un beneficio personal, y no me refiero solo a quienes aspiran a ser reelegidos, también a todos los que están a su alrededor. Es claro que el presidente de turno tiene las de ganar, y no solo en Colombia sino en cualquier país, porque en su calidad de candidato y mandatario, tendrá el doble de exposición ante la opinión pública, los recursos del Estado a su disposición, el favor de los medios y mil ventajas más, pero también puede perder al exponerse a una evaluación de su gobierno en la que solo el ciudadano que se levanta a votar tiene la última palabra. No olviden a Nicolás Sarkozy que en 2012 perdió su reelección en Francia, por citar un solo caso.
La reelección le permite al ciudadano premiar o castigar al gobierno. ¿Que tiene problemas? Claro que sí, es Colombia, pero busquemos soluciones, no es tan difícil. ¿O será que al eliminarla, quienes lo proponen, creen que todo será perfecto? ¿Se conforman con que las irregularidades se acaben un “poquito”? ¿Olvidan cómo eran las elecciones antes de 2006?
Llegó el momento de que la clase dirigente en Colombia asuma los problemas de manera integral y no con remiendos. ¿Qué tal si se crea un escuadrón contra delitos electorales que pueda actuar de manera rápida, sin dilaciones y que en cuestión de días castigue a quien viole la ley? Existen muchas maneras de atacar el crimen, cualquiera que este sea, pero lo único que se requiere es la decisión de hacerlo y la firmeza para que no le tiemble la mano, y algo más, a quien deba tomarlas. Ojalá tuviéramos una casta de gobernantes con ganas de dar la pelea en beneficio del país y no en el suyo propio.
Por último: Santos, y su mayoría en el Congreso, tumbarán la reelección, no hay duda y entraremos a periodos de cinco o seis años, mucho tiempo para un mal gobernante, sobre todo cuando la revocatoria de un mandato es casi imposible en Colombia e incluso para presidente ni siquiera existe. No obstante, que alcaldes, gobernadores, concejales y diputados tengan el mismo periodo que el presidente y se elijan simultáneamente, es un gran paso de nuestra democracia. Por el bien de Colombia, esperemos que todo salga bien.
@DiegoMorita
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