Definitivamente la óptica con la que Juan Manuel Santos mira el país desde la Casa de Nariño es muy diferente a la realidad que nos toca vivir a millones de colombianos diariamente. Así quedó comprobado después del discurso del 20 de Julio en el cual el Presidente (al igual que el año pasado) nos llevó a un paseo por las nubes, a otro mundo en el cual todo es perfecto.
Mientras leía su preparado discurso, la otra Colombia se enteraba de la masacre de 15 militares en Arauca, información que no fue incluida en el balance de gobierno para evitar dañar las cifras, esos números que son de ver y no creer.
Y es que Juan Manuel Santos parece no darse cuenta de que el país clama por seguridad.
En tres años logró dar vuelta a un sentimiento nacional, nos hizo cambiar nuestro optimismo por un pesimismo que crece todos los días, solo basta con leer los periódicos. Y no es un asunto de percepción como quieren que creamos, es una realidad imposible de esconder, aunque hacen todo lo posible por hacerlo.
No es un secreto la distancia entre el gobierno y el pueblo. No hay liderazgo, no hay diálogo. El Presidente no les pasa al teléfono a los alcaldes ni a los líderes regionales (como lo hacía Uribe todos los días) que tienen información de primera mano sobre los retos de seguridad. Esa es la microgerencia que algunos desde Bogotá le criticaban al expresidente, pero que es fundamental para estar informado y tomar medidas oportunas ¿puede alguien negar que esto le funcionó?
Los colombianos queremos y necesitamos que el Estado nos garantice la seguridad, que se recupere el monopolio de la fuerza en todo el territorio y sentir nuevamente confianza y esa sensación general de bienestar que tuvimos hace algunos años.
Pero no será gracias a Juan Manuel Santos que lo lograremos. No podemos confiar en un Presidente que le habla fuerte a la Fuerza Pública y le exige resultados pero tiene un discurso blando y permisivo con el terrorismo que desde La Habana sigue delinquiendo y que cuando le preguntan si pedirán perdón a sus víctimas, contestan de manera cínica: "quizás, quizás, quizás".
¿Es ese el país Justo, Moderno y Seguro que nos quiere dejar Juan Manuel Santos?
Por último: los colombianos no merecemos estar viviendo otra vez esta incertidumbre. De alguna manera, habíamos logrado superar la preocupación de estar seguros y pensábamos en mejorar nuestro empleo o adquirir nuestra casita propia. Desde hace tres años regresamos al pasado, como si por arte de magia nos hubieran borrado los mejores tiempos del país.
@DiegoMorita