COLUMNISTA
DIEGO MORA ARIZA
PUBLICADO EL 19 DE NOVIEMBRE DE 2014
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A mediados del mes de julio se dio inicio al juicio contra el exgobernador de Antioquia Luis Alfredo Ramos. Esto, nueve meses después de que lo metieran preso por sus presuntos vínculos con grupos paramilitares que, de acuerdo a las investigaciones le permitieron inferir a la Corte Suprema de Justicia que grupos paramilitares le habrían financiado su campaña política. La captura se dio con base en el testimonio de Pablo Sierra, alias “Alberto Guerrero”, además de alias el “Tuso” y alias “Ernesto Báez”. Sí, otro juicio cimentado en las declaraciones de criminales.
Primera reflexión: ¿por qué se les cree solo a los criminales que acusan? Deberían ponerse de acuerdo, o les creen a todos o no le creen a ninguno, porque eso de ser selectivos cuando nos conviene está mal hecho y lo único que logra es que esta “justicia” sea cada vez peor.
El también exsenador Ramos aceptó haberse reunido con alias “Ernesto Báez”, en Bello – Antioquia, en el año 2004 cuando hacia parte del Congreso de la República. Una reunión en la que se limitó a escuchar al jefe paramilitar que le expresó su preocupación por el futuro de los desmovilizados con la Ley de Justicia y Paz.
Segunda reflexión: ¿por qué el testimonio de un hombre que ha dedicado su vida al servicio público, que ha desempeñado sus funciones con los mejores resultados, que en la Gobernación de Antioquia logró reducir la pobreza como ningún otro mandatario, no es creíble como sí lo es el de los criminales?
Tenemos claro que en Colombia un “canazo” no se le niega a nadie. Son innumerables los casos de personas que son privadas de su libertad antes de ser vencidas en juicio. ¿Es acaso nuestro país el único en donde se es culpable hasta que se demuestre lo contrario? ¿A quién le cabe en la cabeza que Ramos es un peligro para la sociedad y por eso debe estar preso?
Tercera reflexión: después de la fallida reforma a la justicia que fue devuelta al Congreso por el presidente Santos y su, aparentemente ilegal, hundimiento, seguimos en mora de una reestructuración en este sentido, que permita devolverle la credibilidad a una cada vez más desprestigiada rama que con sus actuaciones nos llena de desesperanza. ¿Será que la presentada y que se encuentra en curso, resolverá el problema?
Luis Alfredo Ramos es un buen ser humano. Noble, sencillo, inteligente y no merece ser víctima actual de la “justicia” politizada que impera en nuestro país. Hace poco más de un año, Ramos iba camino a convertirse en candidato presidencial del Centro Democrático, junto con Francisco Santos lideraban las intenciones de ganar esa postulación. Estaba en contra de la convención, que al final terminó dándole la candidatura a Zuluaga y optaba, al igual que el exvicepresidente, por una consulta popular. En caso de haber ganado hubiera sido un gran competidor, con luz propia y una amplia opción de ganar. Una orden de captura truncó su camino. ¿Casualidad o estrategia?
Dice el viejo y conocido refrán: “para la verdad el tiempo y para la justicia Dios”. Muchos colombianos esperamos que esta situación cambie. Otro refrán dice: “la esperanza es lo último que se pierde” y somos muchos también los que creemos en que aun hay cosas por hacer y cambiar.
Por último: es inconcebible que algunos que se autodenominan seguidores de Ramos hoy estén apoyando abiertamente a un posible candidato de Sergio Fajardo a la Alcaldía de Medellín. No entiendo las supuestas convicciones que algunos dicen defender y me inclino más por pensar en que son oportunistas del poder. Eso sí, cada uno aplica la coherencia como mejor le conviene.
@DiegoMorita