En Colombia vivimos el día a día. Es imposible pasar una semana sin que pase algo especial, en la mayoría de los casos indignante, que nos remueve las entrañas. No puedo ser injusto y debo mencionar que en los últimos meses nos hemos unido en torno a nuestra selección, que nos ha dado alegrías y nos devolvió la esperanza, el sueño (pesadilla desde hace 12 años) de volver a un mundial.
Hace unos meses venimos padeciendo los "diálogos" del gobierno con las Farc; gracias a esta negociación, este grupo terrorista ha logrado fortalecerse y ha atacado con furia al país. El caso Colmenares cada semana nos ofrece una sorpresa nueva y en el juicio a Andrés Felipe Arias los medios resaltan lo que dice la Fiscalía pero callan con cada prueba que la defensa logra desmentir. Por citar solo unos ejemplos.
La atención esta semana se concentró en el litigio de Colombia y Nicaragua, que resultó negativo y se vislumbra como nefasto para los habitantes de San Andrés. El mismo día de emitido este fallo, las Farc anunciaron un cese unilateral de hostilidades (una tregua en su accionar terrorista) por 60 días. Con seguridad esperan que les agradezcamos el gesto.
Pero no tenemos un respiro. Incluso, el fútbol que es nuestro escape se vio empañado por la violencia, pues mientras el seleccionado patrio daba una muestra de gran fútbol frente a Brasil, las Farc atacaban de manera simultánea cuatro poblaciones en el Cauca. Así es muy difícil.
No obstante, quiero referirme a la "tregua" decretada por las Farc. Por supuesto, 60 días sin masacres, voladura de torres, toma de poblaciones son ganancia para el país. Si se cumple lo prometido, el Cauca, Arauca, Meta tendrán una bella Navidad y todo el país podrá disfrutar unas fiestas "tranquilas". Pero ¿qué pasa el 20 de enero? ¿Arremetida terrorista para recuperar el tiempo de la "tregua"? No lo quiero imaginar.
Este gesto, que busca visibilidad política, ratifica que las Farc hacen lo que desean cuando lo desean, no cuando el país se los reclama ¿recuerdan las súplicas del niño Andrés, que murió de cáncer, esperando que lo dejaran ver a su padre, un policía secuestrado? ¡Yo sí…
Por último: decisión, determinación y cero claudicación necesitamos los colombianos para cambiar el rumbo de nuestro país; y claro, lo mismo necesita el gobierno Santos para que el terrorismo no siga poniendo en jaque al país y ojalá para rechazar el fallo de La Haya, porque en San Andrés hay mucho más en juego que un pedazo de mar, está en juego el presente y futuro de una isla olvidada y además nuestra soberanía histórica.
@DiegoMorita
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