Por DIEGO MORA | Publicado el 07 de noviembre de 2012
Sergio Antonio Castro,
Franklin Moreno Gómez, Wilmar Mateus Medina, Cristian Camilo Ríos, Juan Jacob
Freyte, Fredy Espinosa García y Diego Hernández Pisa.
Seguramente estos nombres
no son fáciles de reconocer para la mayoría de quienes estén leyendo esta
columna y es normal, pues vivimos en Colombia, un país sin memoria y en el que
pasan tantas cosas a diario que recordar los nombres de los muertos que tenemos
que llorar no es sencillo.
Los siete nombres
mencionados pertenecen a héroes de nuestra Policía Nacional que fueron
asesinados en el cumplimiento de su deber en la ciudad de Medellín, en los
últimos cuatro meses; y cinco de ellos solo en octubre.
Sergio y Franklin murieron
en julio mientras investigaban una red criminal relacionada con narcotráfico.
Wilmar y Cristian fueron
masacrados al responder a una balacera en el barrio el Salado, al entrar a una
casa en la que se escondían los delincuentes, fueron recibidos a bala y heridos
fueron tirados al piso y rematados.
Juan, Fredy y Diego
murieron al llegar a relevar a sus compañeros en una denominada "frontera
invisible", allí fueron recibidos con una granada y disparos.
¡Absurdo…
Medellín es una bomba de
tiempo. Vivimos una época que puede compararse con aquella que está en el
olvido, pero que hace parte de nuestra historia, esos años en los que salir a
la calle era un "deporte extremo", pues la incertidumbre de dónde
estallaría la bomba o en qué esquina matarían (por dinero) a un policía,
rondaba en el ambiente.
Pero lo más grave (siendo
absolutamente grave) no es la situación actual, lo peor es que la
administración de la ciudad se tape los ojos, se desentienda de los temas
prioritarios y le otorgue más importancia a la burocratización, al cinturón
verde y al doble concierto de Madonna.
Medellín necesita un
Alcalde 24 horas, ha dicho el Concejal Juan Felipe Campuzano en muchas
ocasiones y comparto con él esta afirmación.
Con seguridad a quienes
votaron por Gaviria les parece irrelevante si viene o no la "Reina del
pop" o si la ciudad se gana un premio cada semana, mientras a la salida
del trabajo los atracan, aumenta la extorsión a los empresarios y el
microtráfico de drogas mueve miles de millones de pesos al día, aunque nos
digan que "aquí no pasa nada".
Por último: Medellín
necesita determinación para acabar con la delincuencia.
El compromiso de nuestros
héroes de la Policía Nacional lo tenemos, pero ellos requieren de la decisión
del Alcalde, si esto no pasa, el reloj de la bomba llegará a cero y los
recuerdos serán de nuevo nuestra realidad.
¿O ya lo son?.
@DiegoMorita
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