La Convención del Partido de la U sirvió, entre otras cosas, para
ratificar lo que muchos venimos sosteniendo en diferentes espacios desde
hace algunos meses (casi dos años): el Presidente Juan Manuel Santos es populista. En muchos espacios también hemos sostenido que el expresidente Álvaro Uribe es un estadista, un hombre de patria.
Veamos...
Mientras Uribe leyó un discurso preparado, coherente, perfectamente conectado y en el cual demostró, nuevamente, que conoce, le preocupa, le duele y que seguirá trabajando desde cualquier "esquina" por el país; Santos acudió, como ya es su costumbre, a los eufemismos para desacreditar las posturas y la obra de su predecesor, el cual les recuerdo fue el artífice de que hoy en día sea Presidente de Colombia.
Uribe y las personas que comparten sus posturas, después de ser: mano negra, idiotas útiles, tiburones y perros; hoy son denominados como "rufianes de esquina".
Además Santos criticó la férrea posición del expresidente respecto del proceso de negociación con el grupo terrorista de las Farc (para Santos son alzados en armas) y dijo "no comparto que vengan a rasgarse las vestiduras y debajo del poncho se prepare una puñalada contra la colectividad", refiriéndose a la idea que ronda en el ambiente de conformar un nuevo partido.
Cometió un gran error, otro más, el Presidente Santos: personalizar sus desacuerdos y hacerlo en la asamblea del partido político que lo llevó al poder. Además su discurso estuvo lleno de contradicciones, pues de entrada expresó: "No vengo aquí a un pugilato", pero sus palabras demostraron lo contrario. Uribe criticó, con conocimiento de causa, con ideas, con aportes claros que beneficiarían al país y manteniendo su coherencia, pues está claro que el actual gobierno le otorgó más importancia al diálogo con las Farc que a la seguridad, buscando una "paz" con claros visos de impunidad.
¿Ese era el discurso inicial de Santos o lo cambió después de escuchar el de Uribe? Si era el inicial, le queda muy mal a un Presidente que habla de paz, emitir ante sus copartidarios y ante el país, un discurso lleno de odio y además que deja en evidencia su deslealtad. Si cambió sobre la marcha, se ratifica su incoherencia y que Uribe le pone la agenda, además que prefiere las disputas al debate de ideas. ¡Chao karma…
Por último: ¿quién ganó después de estos dos discursos?
Primero, el país, porque sigue abierto el debate, fundamental en las democracias.
Segundo, Uribe, que con su postura de estadista demostró una vez más que le cabe Colombia en la cabeza, algo que para un enceguecido Santos, es una misión imposible.
Veamos...
Mientras Uribe leyó un discurso preparado, coherente, perfectamente conectado y en el cual demostró, nuevamente, que conoce, le preocupa, le duele y que seguirá trabajando desde cualquier "esquina" por el país; Santos acudió, como ya es su costumbre, a los eufemismos para desacreditar las posturas y la obra de su predecesor, el cual les recuerdo fue el artífice de que hoy en día sea Presidente de Colombia.
Uribe y las personas que comparten sus posturas, después de ser: mano negra, idiotas útiles, tiburones y perros; hoy son denominados como "rufianes de esquina".
Además Santos criticó la férrea posición del expresidente respecto del proceso de negociación con el grupo terrorista de las Farc (para Santos son alzados en armas) y dijo "no comparto que vengan a rasgarse las vestiduras y debajo del poncho se prepare una puñalada contra la colectividad", refiriéndose a la idea que ronda en el ambiente de conformar un nuevo partido.
Cometió un gran error, otro más, el Presidente Santos: personalizar sus desacuerdos y hacerlo en la asamblea del partido político que lo llevó al poder. Además su discurso estuvo lleno de contradicciones, pues de entrada expresó: "No vengo aquí a un pugilato", pero sus palabras demostraron lo contrario. Uribe criticó, con conocimiento de causa, con ideas, con aportes claros que beneficiarían al país y manteniendo su coherencia, pues está claro que el actual gobierno le otorgó más importancia al diálogo con las Farc que a la seguridad, buscando una "paz" con claros visos de impunidad.
¿Ese era el discurso inicial de Santos o lo cambió después de escuchar el de Uribe? Si era el inicial, le queda muy mal a un Presidente que habla de paz, emitir ante sus copartidarios y ante el país, un discurso lleno de odio y además que deja en evidencia su deslealtad. Si cambió sobre la marcha, se ratifica su incoherencia y que Uribe le pone la agenda, además que prefiere las disputas al debate de ideas. ¡Chao karma…
Por último: ¿quién ganó después de estos dos discursos?
Primero, el país, porque sigue abierto el debate, fundamental en las democracias.
Segundo, Uribe, que con su postura de estadista demostró una vez más que le cabe Colombia en la cabeza, algo que para un enceguecido Santos, es una misión imposible.
@DiegoMorita
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