Por DIEGO MORA | Publicado el 14 de noviembre de 2012
Aunque el Gobierno intente minimizar la situación actual del país, es
imposible desconocer que estamos atravesando por una etapa poco
alentadora, que debería ser todo lo contrario ad portas de un proceso de "diálogo" con las Farc.
Han aumentado los ataques a poblaciones, se reportan voladuras de puentes que incomunican algunos lugares de nuestra geografía, las emboscadas a patrullas de Policía y Ejército son constantes e incluso pasan desapercibidas en los medios de información y para ajustar en el Chocó, a través de un panfleto amenazador e intimidatorio, la comunidad se enteró del paro armado promovido por la contraparte del proceso de "diálogo" con el Gobierno.
La situación en distintas regiones del país es alarmante. El Cauca no para de recibir ataques, Arauca no tiene respiro, Antioquia vive sus peores semanas en muchos años y ni que decir de Medellín, la segunda ciudad en importancia del país, sumida en batallas entre combos por el control territorial y el microtráfico de drogas, entre otras cosas.
La suma de las partes (departamentos y ciudades) son el reflejo de lo que vive el todo: Colombia. La pregunta es ¿qué pasó? Si el país venía con una marcada y positiva tendencia en seguridad ¿cuál fue el giro que se dio para que todo cambiara tan rápido? Nueve millones de colombianos elegimos un Presidente que nos prometió, hasta el cansancio, que continuaría con la política exitosa de su predecesor en materia de seguridad, pero lo que vivimos no se acerca al cumplimiento de esa promesa.
Incluso en 2007, Santos dijo: "La estrategia de seguridad democrática ha demostrado tener todos los elementos para convertirse en el eje de una política de seguridad permanente y de largo plazo, de forma que el país no siga sometido a los vaivenes de estrategias de seguridad coyunturales". En plena campaña, Santos también dijo: "solo los imbéciles no cambian de opinión cuando cambian las circunstancias".
¿Será que las circunstancias en seguridad cambiaron?
Sí, sí cambiaron, pero en nuestra contra. Hoy las Farc, el Eln y las bacrim (fenómeno aparecido hace varios años y que se hicieron visibles en 2008 gracias a la ofensiva de la Seguridad Democrática) están fortalecidas. Con el pasar de los días le toman el pulso a un gobierno (incluidos los locales y regionales) inerte, sin ambición para derrotarlas y concentrado en un proceso de "diálogo" teñido de sangre.
Por último: ¿con qué cara llegarán los negociadores del Gobierno a Cuba, si al salir de Colombia sigue el paro armado, siguen las muertes, sigue la tristeza y aumenta la desolación?
¿Cuál es su límite Juan Manuel , cuántos muertos, cuántas poblaciones destruidas?.
Han aumentado los ataques a poblaciones, se reportan voladuras de puentes que incomunican algunos lugares de nuestra geografía, las emboscadas a patrullas de Policía y Ejército son constantes e incluso pasan desapercibidas en los medios de información y para ajustar en el Chocó, a través de un panfleto amenazador e intimidatorio, la comunidad se enteró del paro armado promovido por la contraparte del proceso de "diálogo" con el Gobierno.
La situación en distintas regiones del país es alarmante. El Cauca no para de recibir ataques, Arauca no tiene respiro, Antioquia vive sus peores semanas en muchos años y ni que decir de Medellín, la segunda ciudad en importancia del país, sumida en batallas entre combos por el control territorial y el microtráfico de drogas, entre otras cosas.
La suma de las partes (departamentos y ciudades) son el reflejo de lo que vive el todo: Colombia. La pregunta es ¿qué pasó? Si el país venía con una marcada y positiva tendencia en seguridad ¿cuál fue el giro que se dio para que todo cambiara tan rápido? Nueve millones de colombianos elegimos un Presidente que nos prometió, hasta el cansancio, que continuaría con la política exitosa de su predecesor en materia de seguridad, pero lo que vivimos no se acerca al cumplimiento de esa promesa.
Incluso en 2007, Santos dijo: "La estrategia de seguridad democrática ha demostrado tener todos los elementos para convertirse en el eje de una política de seguridad permanente y de largo plazo, de forma que el país no siga sometido a los vaivenes de estrategias de seguridad coyunturales". En plena campaña, Santos también dijo: "solo los imbéciles no cambian de opinión cuando cambian las circunstancias".
¿Será que las circunstancias en seguridad cambiaron?
Sí, sí cambiaron, pero en nuestra contra. Hoy las Farc, el Eln y las bacrim (fenómeno aparecido hace varios años y que se hicieron visibles en 2008 gracias a la ofensiva de la Seguridad Democrática) están fortalecidas. Con el pasar de los días le toman el pulso a un gobierno (incluidos los locales y regionales) inerte, sin ambición para derrotarlas y concentrado en un proceso de "diálogo" teñido de sangre.
Por último: ¿con qué cara llegarán los negociadores del Gobierno a Cuba, si al salir de Colombia sigue el paro armado, siguen las muertes, sigue la tristeza y aumenta la desolación?
¿Cuál es su límite Juan Manuel , cuántos muertos, cuántas poblaciones destruidas?.
@DiegoMorita
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