Es
increíble el poder que tienen los malos. La liberación de los 10 policías y
militares secuestrados por las Farc es una gran noticia para ellos, sus
familias y para todos los que queremos un mejor país. Sin embargo, no hay nada
que agradecerle a estos terroristas, pues lo que hicieron no fue un gesto
humanitario sino su obligación después de humillar y torturar a algunos 14
años.
No
obstante, esta acción de las Farc y la exposición mediática de sus voceros
logró poner la balanza de su lado y consiguieron que sectores del país crean en
su “voluntad política”, que quieren sentarse a negociar y además centraron la
atención en los presos que hacen parte de este grupo y en las condiciones en
las cuales están recluidos en algunas cárceles del país.
Es
decir, un grupo como las Farc que asesina, tortura, secuestra, destruye
poblaciones, trafica con drogas ilícitas, etc., a través de una estrategia
basada en distorsionar el lenguaje y con voceros replicando el mensaje,
pasa de ser un grupo terrorista a un grupo de “hermanitas de la caridad”, que devuelve
a los, supuestamente, últimos 10 secuestrados que tenía y además consigue abrir, al parecer, la puerta para sentarse a negociar.
¿Dónde
están los civiles secuestrados? ¿Quieren negociar pero sin dejar las armas? ¿La
voluntad política es igual a hacer explotar una casa bomba en Putumayo y
asesinar a cinco soldados? Cualquier adjetivo calificativo se queda corto para
describir a los nuevos “angelitos” y sus voceros, hoy solo diré…cínicos!
Prisioneros
políticos y no presos. Grupo armado y no terrorista. Rehenes y no secuestrados.
Son tres casos de la distorsión en el lenguaje de las Farc y sus voceros,
mensaje que se replica en los medios del mundo y que consigue poco a poco
que se olviden las atrocidades que han perpetrado a través de los años.
¿Recuerda usted quién es Elvira Cortez? Tal vez si le digo “Collar bomba” se
ubique más fácil.
Los
presos de las Farc no son ni más ni menos que los presos paramilitares,
violadores, estafadores o ladrones. Son los mismos presos pero condenados por
diferentes delitos. Ahora, que este grupo logre desviar la atención hacia las
condiciones en las que están recluidos sus integrantes es un acto descarado. ¿Acaso
a ellos les importó tener a los secuestrados en condiciones dignas? ¿Si un
preso intenta escapar la orden en asesinarlo? ¿Están los presos en la cárceles de
Colombia encadenados las 24 horas del día y a veces por parejas? ¿Alguna
respuesta señora Córdoba, señor Cepeda?
Corremos
un grave riesgo al permitir que las Farc y sus voceros impongan su agenda y sus
condiciones. El terrorismo tiene dos opciones, dejar las armas y someterse a
la justicia o ser combatido con toda la fuerza del Estado. Si pretenden
negociar sin dejar las armas, estaríamos regresando a la triste época del
Caguán y con un gobierno laxo e incoherente no me quiero ni imaginar el
resultado.
Por
favor ¡no lo permitamos!
@DiegoMorita
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por tu comentario. Sígueme en Twitter @DiegoMorita