Despertó
en la mañana, aun triste y con lagrimas rodando por sus mejillas, y cuando se
dio cuenta de que seguía vivo no pudo evitar pensar en lo desgraciado que era, así
que cerró los ojos nuevamente y esta vez le rogó a Dios o al Diablo que fuera
para siempre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por tu comentario. Sígueme en Twitter @DiegoMorita