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viernes, 25 de marzo de 2011

¿Y la política, qué?

Diego Mora | Publicado el 25 de marzo de 2011 El Colombiano

Estamos a punto de iniciar una nueva contienda electoral en el país. En octubre, votaremos para elegir gobernadores, alcaldes, diputados y concejales.

Esta elección representa delegar en quienes se ganen un lugar en estas entidades, el futuro de los departamentos y ciudades de Colombia. Se espera un número muy alto de candidatos. Las ciudades se llenarán de publicidad, de reuniones políticas, de promesas, de sueños y, seguramente, también de corrupción, compra de votos, entrega de mercados, sancochos en las calles y las acostumbradas prácticas politiqueras en nuestro país.

Quisiera que al menos un candidato de los miles que se postularán hiciera algo diferente. Que se caracterizara por la contundencia de sus palabras, que primara el discurso, la oratoria, el contacto cercano con la gente, que se le note que conoce su ciudad, que le cabe en la cabeza, que haga reuniones de pocas personas, pues la mayoría de candidatos invierten, mejor dicho, gastan mucho dinero en reuniones masivas, llenan auditorios con personas que se ponen la camiseta que minutos antes le dieron y se emocionan cuando el candidato o candidata sube al escenario y se dirige a ellos.

Es una desgracia para la política y para quienes la hacen, haber llegado al punto de que alguien vote por mí solo porque le ofrezco más (dinero) que el otro, y no por mis ideas y lo que puedo hacer por el beneficio de una comunidad. Claro, la culpa no es solo de los que se dedican a hacer política, también es del elector, que se acostumbró a pedir algo a cambio, de lo contrario no se anima a votar.

Puede sonar trillado, pero quien vende su voto, está vendiendo su conciencia, y no solo una equis en un tarjetón.

La invitación, sin querer dar una cátedra de ética y moral, es a que elijamos conscientes de lo que estamos haciendo, que analicemos lo que proponen los candidatos en beneficio general, y no por lo que algunos nos ofrezcan a modo particular. No estoy descubriendo que el agua moja, cuando digo que si el beneficio es para todos también es para cada uno.

A los candidatos, si es que alguno lee esta humilde opinión, les sugiero que propongan soluciones a problemas reales, que piensen en la población más vulnerable, que no ataquen a sus competidores y ganen por sus cualidades, y no por las deficiencias del otro. Que no compren votos ni hagan fiestas, sancochos y, mucho menos, cierren las calles para su beneficio. Reúnanse con pocas personas, así el mensaje llegará más fácil y dejen la reunión masiva (sé que es difícil eliminarla) para el cierre. Cumplan con todas las normas de publicidad e inviertan en las piezas que realmente comuniquen, no todo papel impreso lleva un mensaje (esto último da como para escribir un libro).

No jueguen con la esperanza de los más pobres y no les prometan algo que no les puedan cumplir. La forma de hacer política en Colombia, y de aceptarla tiene que cambiar, ¿qué tal si empezamos ya? 

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