Hoy
hace un año asumí el cargo de Subsecretario de Comunicaciones y Prensa de la
Alcaldía de Rionegro, reto que desde la primera conversación con Andrés Julián
Rendón Cardona, que no duró más de 10 minutos, se me hizo imposible rechazar,
pues era perfecto para continuar este proceso de aprendizaje diario que
requiere la comunicación.
Venía
de estar trabajando un par de años en el Concejo de Medellín, con un gran amigo
como Juan Felipe Campuzano. Antes de eso, en 2013, estuve con Francisco Santos
recorriendo el país inmersos en la campaña pre presidencial. Menciono esto
porque el trabajo con ambos fue determinante en mi formación profesional y les
debo mucho de lo que soy como comunicador. Sigo siendo un aprendiz, pero cada
día aprendo más a desaprender y a dejarme llevar por el instinto que no es más
que una forma de serle fiel a tus principios.
Rionegro,
sin duda, es el municipio con más posibilidades de crecimiento de la región y
por qué no del país; y bajo el liderazgo del alcalde tiene perspectivas no imaginadas,
hace unos años, para los rionegreros y, por supuesto, para las miles de
personas que a diario transitan por su territorio.
Fue
un año genial. Pasar de la comunicación política, esencia pura de las campañas
electorales, a la comunicación pública permite que uno amplíe su visión y observe
el panorama tan grande y apasionante que se despliega gracias a esta pasión.
Ser
funcionario público no es fácil. Se trabaja mucho y el desgaste físico y mental
es demasiado. En comunicaciones tenemos hora de entrada pero no de salida. Esta
área está disponible 7 por 24, pues tenemos que ver con todos los procesos de
la administración municipal y eso nos obliga a estar siempre conectados y
atentos.
Pero
lo disfruto. Amo mi trabajo y lo que hemos logrado después de arrancar una
Subsecretaría desde cero, pues la administración anterior no nos dejó nada, ha
sido espectacular, bonito y un proceso de construcción diario. (La verdad y después
de hacer un balance, no necesitamos que nos dejaran nada, pues desde el primero
de enero de 2016 el cambio llegó a Rionegro y eso implicó una transformación
radical en las comunicaciones y en el cómo le íbamos a contar a la gente lo que
estamos haciendo).
Doy
gracias por este año, en primer lugar, a una gran amiga (ella sabe quién es)
que pensó en mí como una opción para ocupar este cargo e hizo el puente con el
alcalde. Una gran profesional, mejor ser humano y con una inteligencia
desbordada. Ha sido mi apoyo en momentos claves y cada vez que hablamos me
sorprende con su claridad mental y agilidad para darme opciones y salidas.
En
segundo lugar, a mi equipo maravilloso. Ese que me entiende, que me sabe leer y
que ya me sigue el ritmo, sin ellos no sería posible estar escribiendo esto con
tanto orgullo.
En
tercer lugar, al gabinete, Secretarios y Subsecretarios, quienes nos alimentan
con su quehacer diario para que podamos hacer bien nuestro trabajo y, además,
por creer en cómo hacemos las cosas, aunque a veces vaya en contravía con lo
que ellos quisieran.
En
cuarto lugar, al alcalde Andrés Julián, por su confianza y respeto a mi labor. Siento
mucho orgullo de hacer parte de su equipo de gobierno, un gobierno transparente
y realmente preocupado por solucionar tantas necesidades que tienen los
ciudadanos. Un gobierno con visión y sin los vicios propios de la
administración pública. Un gobierno que escucha y procede. Un gobierno que
piensa lo que dice y dice lo que piensa. Pero sobre todo, un gobierno que
siente en el alma lo que piensa, dice y hace.
Y por
último, pero no por eso menos importante, a mi esposa y a mi hija por su apoyo,
por aceptar mis ausencias y entender que solo esté con ellas los fines de
semana. Sin su soporte emocional sería imposible lograr estar en calma para
afrontar el día a día.
Voy paso
a paso en la vida, tomando lo que ella me da con todo el agradecimiento y
procuro no llenarme de expectativas, mucho menos en lo laboral, no obstante
espero que esa vida me permita estar más tiempo en este cargo, en el que he
hecho mucho pero en el que me falta todo por hacer.
Abrazo
para quienes, después de más de un año, me leyeron y de nuevo gracias a todos
los que de alguna manera aportaron para que este balance de 2016 sea tan
positivo. Dios los bendiga.
Diego
Mora
Rionegro,
enero 29 de 2017
PS:
lo único que le reprocho a este trabajo es que no me da tiempo para escribir por
lo que tuve que dejar, después de cinco años mi columna en El Colombiano,
espacio que me había ganado a pulso. Dejé también en el olvido mis páginas www.en500palabras.com y www.comunicacionesestrategicas.com
y eso me entristece un poco. Sin embargo, uno de los propósitos de 2017 será
retomar este hábito, que por encima de cualquier cosa, me sirve de catarsis
literaria.
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