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jueves, 11 de abril de 2013

Marcha electoral

Por DIEGO MORA | Publicado el 10 de abril de 2013 El Colombiano


Juan Manuel Santos está desesperado. Es la única conclusión que puedo sacar después de ver el apoyo, casi maternal, que le dio a la Marcha por la "paz" de ayer. Todo el aparato estatal se volcó a apoyar una manifestación patrocinada por un movimiento que el mismo ministro de Defensa, Juan Carlos Pinzón, acusó de ser financiado con dineros de las Farc: la Marcha Patriótica.


Sí, la marcha fue un éxito, miles de personas salieron a las calles en diferentes ciudades (algunas no sabían a qué) y marcharon, punto para el Presidente que hoy debe estar pensando en que su proceso en La Habana cuenta con el apoyo popular y que los acuerdos que se firmen de aquí a noviembre serán fácilmente refrendados, lo que asegura su reelección.

Surgen muchas preguntas después de la jornada de ayer: ¿cuántos de los marchantes lo hicieron voluntariamente?, ¿quién pagó los buses que transportaron a miles de personas a Bogotá?, ¿quién pagó las camisetas estampadas? 

Por otro lado: ¿dónde estuvo la representación de las víctimas?, ¿es este el comienzo de un borrón y cuenta nueva con pretensiones de olvido?, ¿se cierra cada vez más la puerta a que las Farc pidan perdón y reparen a sus víctimas?

La prioridad, indiscutiblemente, para este gobierno es sacar adelante la negociación de La Habana y por eso acude a cualquier cosa que le permita, primero, argumentar por qué sigue en la mesa mientras las Farc continúan asesinando y segundo, oxigenar un mandato ahogado en críticas, de baja favorabilidad, sin ejecuciones propias y de anuncios populistas; sí, como el de Gramalote, que dos años y medio después sigue sin ser reconstruido.

La marcha como tal no servirá para nada, pero será utilizada como la excusa perfecta para continuar con un proceso lleno de vacíos, sin verdades y que va camino a la impunidad total para los crímenes, muchos de ellos de lesa humanidad, cometidos por las Farc. 

No olvidemos que alias Iván Márque z dijo que no pasarían un solo día en la cárcel; lo paradójico aquí, es que muchos de los que aceptan esta posibilidad fueron los mismos que criticaron una pena de ocho años para las autodefensas ¿doble moral? ¡Sí, claro que sí…

Esta marcha, más allá de querer hacer un llamado por la paz, es un mecanismo político-electoral del gobierno, que necesita urgentemente aumentar sus niveles de popularidad y por otro lado de aquellos que con miras a la contienda que se aproxima, necesitan ser visibilizados por la comunidad.

Por último: no somos guerreristas los que nos oponemos a estas manifestaciones, somos ciudadanos con derecho a opinar y que creemos en una paz sin impunidad.

@DiegoMorita

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